encontré el rosario de la aurora
un reloj que no marca las horas
y un ovillo de lana sin hilo

Por el asombro emití un silbido
Buscando la piedra filosofal
me corté, tonta yo, con un cristal
Este tropiezo me sentó fatal
y lloré sin lágrimas mi pena
Busqué tiritas en una alacena
pero encontré el País de las Maravillas
Tu eres muy boba, me gritaba Alicia
mientras jugaba al parchís con el conejo

Con gran asombro y el rostro perplejo
me tiré en el suelo de la risa
Estaba sucio, manché la camisa
y busqué jabón con que lavarla
El lagarto del jabón me dió la charla
sobre la conveniencia, indiscutible
De no meterte donde no te llaman
y tratar de buscar un imposible
Me llevó eso a pensar, con la cabeza
que al fin y al cabo soy afortunada
pues aún me mantengo de una pieza
a pesar de luchar en tantas guerras
Al fin y al cabo no preciso aguja
porque el ovillo no tenía lana
y aunque sucia la camisa abriga
y las heridas ya ni me sangraban
Pues tal vez curtida en mil batallas
puedo pasar apenas ya sin nada
si para la herida no tengo tirita
me llega con un beso de sana, sana
Miré a un alrededor lleno de cosas
que en realidad no me eran necesarias
y me quedé tan solo con la risa
y ese reloj, sin horas que me agrada

Tomé nota de las recomendaciones
que Alicia y el lagarto aún me daban
Dije a todo que si, con la cabeza
porque a mi, discutir, no me hace falta
Voy a mi bola y ruedo a conveniencia.
Agradezco el Sol por donde salga.
No preciso piedras filosofales
y me alimento del Amor de quienes me aman.